Fundamento

Hace un año tomé la clase de Fundamento y puedo decir sin tener idea de cuánto iba a cambiar mi vida. Solo sabía que algo tenía que moverse, algo tenía que ser diferente… con total certeza, sé que fue un antes y un después en mi vida. En ese momento no imaginaba cuán lejos podían llegar mis elecciones. Solo sabía que deseaba otra realidad. Algo dentro de mí ya no podía seguir igual.

Durante esos cuatro días, empecé a desmontar creencias, juicios, limitaciones y sistemas de pensamiento que me habían mantenido atrapada durante años. Se abrió un espacio nuevo de posibilidad, y aunque no tenía todo ‘resuelto’, sentí por primera vez que podía elegir mi vida con libertad, sin cargar las expectativas de los demás. Y elegí… ¡y cómo he elegido desde entonces!

En este año, actualicé realidades que durante mucho tiempo veía como sueños lejanos: Viajé dos veces fuera del país. En uno de esos viajes, a Ecuador, me certifiqué con 11 maestros internacionales en Terapia de Respuesta Espiritual, una herramienta que hoy forma parte fundamental de mi trabajo como terapeuta.

Manifesté una pareja altamente consciente, un compañero de vida con quien llevo 8 meses de crecimiento, presencia, conexión y co-creación.

En febrero, actualicé uno de mis sueños más profundos: irme a vivir sola. Ese espacio hoy es mi refugio, mi portal creativo y mi hogar energético.

Viajé a México, donde cumplí dos sueños en uno: visité la Basílica de Guadalupe, un anhelo espiritual de años, y asistí al Homecoming de Gili, una experiencia que me conectó aún más con la expansión, la comunidad y mi misión en el mundo.

Y más allá de los eventos “externos”, lo más valioso ha sido lo interno: más pacientes, más conciencia, más claridad, más gozo en mi práctica terapéutica. Cada sesión, cada elección, cada actualización me ha mostrado que vivir en pregunta, elegirme cada día y crear desde la conciencia no solo es posible… ¡es inevitable cuando ya no estás dispuest@ a vivir en automático!

¿La mejor parte? Me reencontré conmigo misma. No con una versión perfecta, sino con la versión que elige, que se divierte, que sabe que siempre hay otra posibilidad. Fundamento no fue solo una clase, fue un nuevo comienzo. Un punto de inflexión. Y hoy, un año después, puedo decir que estoy creando una realidad mucho más expansiva, con más gozo, facilidad y magia de la que jamás imaginé.

¿La vida cambia después de Fundamento? No.
La vida se reinventa, se expande. Y tú contigo.

Gracias, cuerpo. Gracias, herramientas. Gracias, conciencia.

¿Y tú… qué estás esperando para elegir una vida totalmente distinta?